viernes, 26 de marzo de 2010

LUCIA Y LA VARITA DE LA CHINA


Ellas podían trasformar calabazas en carrozas y lápices en pianos. Hacían aparecer diamantes, barriletes y ratones.
Volaban esparciendo polvos brillantes.Desayunaban sentadas en el aire.
Aaah!, que buena es la vida de las hadas decía Lucía.
Si yo pudiera convertir botones en caramelos y gorros en mariposas, pensaba Lucía.
Volar en dragón y tomar un helado sentada sobre el lomo…
Lucía imaginaba hechizos y sus ojos se llenaban de magia.
Y un dia la vio, en el kiosco de la esquina.
Era una varita flaca y fucsia.
Tenia una punta plateada.
Estaba en una caja escrita con letras chinas.
Lucía se abrazó a la mama:-¡Me la compras! ¡Me la compras! ¡Me la compras!
Lucia volvió a su casa de la mano de la varita.
Caminaba livianito, con pasos de hada.
-¡En árbol te convertirás! –le dijo a un gato despeinado que no tenía ni ganas de ser árbol.
El gato era tan gato como antes.
Lucía sacudió la varita y le apuntó al hocico.
-¡EN ÁRBOL TE CONVERTIRÁS!.
El gato meneó la cola
-¡¡No funciona!!- gritó Lucía.
La mamá la arrastró hasta la casa.
Lucía miraba las hojas de la vereda, mientras la mamá la arrastraba.
Entonces se le ocurrió: ¿y si habla en verso?¿cómo las hadas y las brujas?
Miraba la mesa. El paraguas y una hormiga que pasaba…
-¡Lucía, la leche! – llamó la mama.
Lucía miró la taza de leche chocolatada.
La miró distinto, pensando las palabras exactas.
De pronto levantó la taza, estiró su mano y dijo, varita en alto:-Tazón calentito, tazón, tazón, ¡quédate en el aire remolón!
Y la soltó...CRASH hizo la taza contra la mesa CRASH…CRASH… sonaron los pesazos en la alfombra.
La leche se desparramaba como un río de chocolate.
-¡¿Qué pasó?!- preguntó la mamá desde el lavadero.
Pero Lucía no respondió.
Ni se movió, ni junto los pedazos.
Lucía se puso a llorar.
Las lágrimas asemejaban semillas, peces y ballenas.
Lucia lloraba y lloraba.-¿Qué pasó, Lu ?
-La varita.. Hip … no anda.
La mamá limpió el piso. Miró la varita, revisó la estrella.
-¿Decía en la caja para qué es la varita?
Lucía la miró con ojos enormes, ahora secos.
-Claro- dijo la mama- hay varitas que funcionan con las tazas, las bicicletas, las zapatillas…
Otras son para los gatos, los elefantes, las vaquitas de San Antonio…
Y hay varitas para personas.
-Tu varita ¿será para personas?, probá conmigo.
Lucía se animó , la acarició con la varita y dijo:-Ay varita de la china que mi sea ¡BAILARINA!
-¡Croac!
-Es cierto, ¡anda mal! –dijo la mama saltando como un sapo muy verde.De un salto, la mamá tomó la varita .
-Varita loca y saltarina convierte a Lucía ¡EN MANDARINA!
El hechizo no funcionó y Lucía se convirtió en un caballo.
Lucía galopó por toda la casa, relinchando. De pronto mordió la varita, apuntó a su mama y dijo con voz de caballo:-Estrella , estrella que el sapo sea ¡DONCELLA!
El sapo dejo de saltar y se hizo mamá de nuevo. La mamá abrazó al caballo, que no paraba de relinchar.
Le rozó la crin con la estrella y detrás de los relinchos, se oyó una risita.
Siguió haciéndole cosquillas mágicas por las orejas, el lomo y las patas de caballo.
La risa subía por todos lados. Las cosquillas picaban fuerte y rompieron las carcajadas.
Era Lucia otra vez...

Valentina Cattaneo - 4º B

1 comentario:

  1. buenisimo.
    valen me encanto tu cuento soy jazmin orellano tu compañera.

    ResponderEliminar